Latinos “en llamas”: los desastrosos incendios están dejando atrás a una de las comunidades más grandes de Los Ángeles… pero podemos evitarlo

 

Imágenes de Emmanuel Olguín y CalFire. Fotoarte de Yunuen Bonaparte para palabra

 

Muchas familias y negocios latinos de California pagaron un alto costo por los catastróficos incendios forestales, pero éstos también dejaron lecciones importantes para reconstruir y renovar.

Nota del editor: Esta columna de opinión se publica en conjunto con Lotus Rising LA, una organización sin fines de lucro con sede en Los Ángeles dedicada a ayudar a las familias que perdieron sus hogares en los incendios forestales.

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Para muchos latinos migrantes de primera generación como yo, la idea de un incendio forestal que amenazara nuestro hogar parecía algo de película. Hasta que llegó enero del 2025.

A diferencia de la mayoría de las concentraciones urbanas y suburbanas estadounidenses, muchos de nuestros pueblos y ciudades de origen en Latinoamérica son altamente densos, con la mayoría de las edificaciones construidas con materiales resistentes al fuego, como ladrillo o cemento. 

Allà, la ayuda durante una catástrofe a menudo proviene de la camaradería del pueblo, con respuestas rápidas proporcionadas principalmente por vecinos y familiares, más que una dependencia a las autoridades. A diferencia de Latinoamérica, la respuesta aquí en California depende casi por completo del gobierno.

No me malinterpreten: claro que los incendios forestales existen en Latinoamérica y pueden llegar a ser devastadores. Pero en el sur de California, los incendios son una pesadilla recurrente que resulta surrealista, aterradora y desconocida para muchos de nosotros. 

Parte del problema que enfrentamos en California radica en la falta de información que afecta a la mayoría, ya seamos inmigrantes recientes o parte de una familia latina multigeneracional. Esto, sumado a las barreras culturales, lingüísticas, étnicas y socioeconómicas, mantiene a la comunidad desproporcionadamente vulnerable durante estas catástrofes. 

Los latinos del área metropolitana de Los Ángeles tienen mayor exposición a los riesgos que conllevan los incendios, a la vez que reciben una atención sistemáticamente insuficiente en materia de prevención, respuesta y recuperación.

Según un estudio del UCLA Latino Policy and Politics Institute, al menos 74,000 latinos se vieron afectados por incendios forestales a principios de este año. Esto representa aproximadamente una cuarta parte de la población total afectada. El mismo estudio sugiere que, independientemente de la magnitud de esa cifra, los sistemas de gestión de emergencias históricamente han dejado a un lado las necesidades específicas de las comunidades latinas, lo que las ha disuadido de buscar ayuda. Además, el estudio señala que “las barreras lingüísticas, el temor a las autoridades migratorias y la preocupación por ser considerados una carga pública limitan aún más a la comunidad latina en la búsqueda de apoyo”.

 

Este mapa muestra las zonas con alto riesgo de incendios (de Los Ángeles. Se desarrolló implementando un modelo científico verificado, el cual asigna zonas de riesgo siguiendo patrones y el comportamiento de los incendios. Imagen cortesía de CalFire

 

La situación ha empeorado en los últimos años debido a las tensiones políticas y, más recientemente, con el malestar social derivado de la administración Trump. Las políticas migratorias actuales y las tácticas federales han aumentado el miedo y la desconfianza hacia las autoridades entre los latinos de toda la región. Las continuas y a menudo impredecibles redadas realizadas por el ICE (y que, según varios reportes, responden a xenofobia o racismo) han dejado a muchos sintiéndose más aislados que nunca.

La Encuesta y Evaluación del Impacto en los Residentes de Altadena (ARISE, por sus siglas en inglés) recopiló experiencias y opiniones de los habitantes de dicha área tras el incendio de Eaton. Casi el 80% de los residentes latinos reportaron sentirse ignorados, más de 10 puntos porcentuales en comparación con los residentes blancos. ¿Cómo podrían los latinos confiar en el sistema para enfrentar incendios forestales en el futuro, cuando muchos se sienten abandonados o perseguidos por el gobierno?

El miedo y la falta de información no son los únicos desafíos. Muchos hogares y negocios latinos afectados por incendios también se ven gravemente impactados de forma negativa por una economía en crisis, agravada por la inflación. El poco acceso o el conocimiento deficiente de herramientas financieras, como seguros, fondos de emergencia o cuentas de ahorro, afectan considerablemente la recuperación de la comunidad tras una catástrofe.

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La encuesta ARISE muestra que las pequeñas empresas y hogares latinos de esa zona a menudo enfrentan deficiencias significativas en la preparación para emergencias y tienen acceso limitado a programas de protección social en tiempos de crisis. Sin embargo, la realidad no es diferente en todo el estado. Según una encuesta de 2023 a pequeñas empresas realizada por la UCLA, más de una cuarta parte de las pequeñas empresas en California no contaban con seguro contra inundaciones, terremotos o incendios, a pesar de que dicha cobertura ofrece una protección financiera crucial.

Un artículo reciente publicado por palabra documentó los casos de varios negocios latinos en Altadena que enfrentaron la devastación después de que los incendios destruyeran sus tiendas, hogares y sustento. Si bien algunos encontraron apoyo en la solidaridad comunitaria, otros tuvieron que solicitar préstamos, lo que añadió una carga adicional a una situación ya precaria.

La desinformación y el exceso de confianza también influyen en la falta de seguros. Un entrevistado en el artículo de palabra explicó que nunca contrató un seguro porque nunca pensó que algo así pudiera suceder.

 

Empleados de la empresa latina G&S Junk Removal remueven ramaje en una casa dañada por un incendio forestal en Altadena. A pesar de la alta demanda de servicios de limpieza, muchas pequeñas empresas tuvieron dificultades para mantenerse a flote tras los incendios. Foto de Jesús Jank Curbelo para palabra

 

Altadena es solo un ejemplo de lo que los latinos en otras regiones podrían estar enfrentando.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Puede que no podamos construir casas de concreto en todas partes como en Latinoamérica, pero podemos impulsar la inversión pública y privada en protección contra incendios para viviendas vulnerables. Los fondos podrían destinarse a la modernización de edificios antiguos, la limpieza de maleza y la instalación de hidrantes o extinguidores. Esto no sería caridad, sino una política inteligente para prevenir catástrofes.

Los códigos contra incendios deben reforzarse en zonas de alto riesgo y bajos ingresos, especialmente porque muchos arrendadores negligentes se aprovechan de las barreras lingüísticas o el estatus migratorio de los inquilinos para mantener sus propiedades sin inspeccionar o inseguras.

Al mismo tiempo, la educación en la comunidad es fundamental. Los latinos deben seguir confiando en la solidaridad que define nuestra cultura durante las catástrofes, no solo para enfrentar los desastres cuando se presenten, sino para prepararse. La capacitación profesional sobre cómo mantener las propiedades seguras y saber qué hacer en caso de incendio mejoraría enormemente la preparación. Las brigadas locales de voluntarios pueden capacitarse a través de programas como los Equipos Comunitarios de Respuesta a Emergencias (Community Emergency Response Teams).

Pero la capacitación comunitaria debe ir más allá de la seguridad. La orientación financiera y sobre seguros por parte de expertos también puede ayudar a los hogares y negocios a prepararse.

 

La brigada de voluntarios de la organización Centro de Jornaleros limpia la ciudad de Pasadena, California. Aunque ellos están entre los más vulnerables del sector laboral — muchos de ellos son inmigrantes latinos — decidieron volcarse a las calles de Los Ángeles para ayudar en la recuperación después de los incendios. Foto de Jesús Jank Curbelo para palabra

 

Para combatir el miedo y la discriminación, el Gobierno debe contratar y promover a más latinos bomberos y en cargos de liderazgo y así para enfrentar la crisis de los incendios forestales en conjunto. La efectividad del combate a los incendios forestales será efectiva si existe una conexión igualmente eficiente entre las autoridades y la comunidad a la que sirve. Los centros de FEMA y de la Cruz Roja podrían funcionar como zonas seguras para inmigrantes, sin que las fuerzas del orden puedan ocupar todos sus datos. Así, la ayuda estaría disponible independientemente del estatus legal de los beneficiarios.

Durante los recientes incendios forestales en California, los latinos constituyeron una gran parte de la fuerza laboral para combatirlos, así como del voluntariado para apoyar a todas las comunidades sin distinción. Ayudamos a los necesitados. Reconstruimos hogares y negocios. Amamos a nuestras ciudades y comunidades. Pero cuando nuestras propiedades sucumben bajo las llamas, con demasiada frecuencia nos quedamos solos. Y no podemos seguir siendo tratados como daños colaterales.

Los incendios no solo consumen hogares: exponen desigualdades y revelan nuestra idiosincrasia. Hemos demostrado que podemos hacer el bien. Pero podemos hacerlo mejor. Y podemos exigir más.

 
 

Rodrigo Cervantes es un periodista bilingüe y estratega en comunicación galardonado y con amplia experiencia en Estados Unidos y México, entre otros países. Ha colaborado con medios como NPR, CNN, The Los Angeles Times y la BBC. Dirigió el buró en México de KJZZ, fundando la primera oficina internacional de una emisora ​​de radio pública estadounidense. Fue editor general de la sección de Negocios de El Norte, parte de Grupo Reforma, uno de los principales grupos editoriales de México. En Georgia, EE.UU., dirigió la redacción de MundoHispánico, la publicación latina más antigua y de mayor circulación en el estado en ese entonces, perteneciente a The Atlanta Journal-Constitution. Su trabajo ha sido reconocido con premios Murrow de la RTDNA y José Martí de la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas (NAHP). Fue secretario de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ) y actualmente es co-director editorial de palabra, así como profesor adjunto en la Escuela de Periodismo y Comunicación W. Cronkite de la Universidad Estatal de Arizona (ASU). @RODCERVANTES

Belinda Chen es una editora nacida en Los Ángeles con más de 20 años de experiencia en salud pública, investigación y defensa. Tiene pasión por la justicia, la sanación y el yoga, asì como en apoyar a la recuperación de su ciudad. @belinda_yogi