“Ni de aquí, ni de allá”

 
 
 

El poder y la presión de estar entre múltiples identidades, sexualidades y la travesía deL autodescubrimiento

Nota del editor: Este ensayo de la serie “Ser Real”  forma parte de la iniciativa “Por más periodistas LGBTQIA+ en las noticias” del Comité LGBTQIA+ de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, palabra y GLAAD, la cual busca compartir las historias y la importancia de contratar a más periodistas queer en los medios de comunicación. En cada ensayo se respetó el criterio personal de cada autor en el uso de lenguaje inclusivo.

¿Has escuchado alguna vez la pregunta tan común: “¿De dónde eres… realmente?” Para muchos hijos de migrantes, la respuesta no es clara. “Ni de aquí, ni de allá” es una frase con la que nos identificamos las personas que no somos parte ni de un lado ni del otro. El actor y productor mexicanoamericano, Edward James Olmos, compartió su definición de esa frase mientras interpretaba a Abraham Quintanilla, padre de Selena Quintanilla, en la película en honor a la célebre artista en 1997.

“Tenemos que ser más mexicanos que los mexicanos y más americanos que los americanos a la misma vez. ¡Es agotador!”, exclamó James Olmos.

En realidad, no necesitas ser mexicanoamericano para sentirte identificado con esa frase. Todas las personas con más de una identidad la pueden entender.

Mi identidad siempre ha estado dividida. Soy de ascendencia puertorriqueña, pero crecí entre Oregón y California — lejos de cualquier otra comunidad boricua en la diáspora. Soy multiracial, bilingüe, bicostere y bisexual. Mi identidad va más allá de cualquier identidad de género y orientación sexual.


‘Mis historias se han enfrentado a un escrutinio mayor de parte de mis editores y lectores solo por mi trasfondo racial y étnico. Por lo tanto, no quería que mi identidad LGBTQIA+ le echara más leña al fuego’.


Así como la feminista chicana Gloria Anzaldúa, me encuentro en una frontera espiritual en la que constantemente negocio con esas identidades que se encuentran interconectadas. Sin embargo, reconozco que hay un poder en estar entre ambas. Vivir en ese espacio gris me ha permitido ser una persona más empática y compasiva. Utilizo este conocimiento para navegar mejor por el mundo y esa visión del mundo se transfiere a mi trabajo.

Que tenga memoria, siempre quise demostrar que era une periodista talentose. Aunque ser una persona nobinaria y pansexual era parte de lo que me identificaba, no era todo lo que aportaba a la sala de redacción. También soy una persona estratégica, edito, reporto y ayudo con mi conocimiento a salas de redacción.

Aun así, gran gran parte de mi vida laboral tuve miedo a salir del closet porque pensaba que ser una persona LGBTQIA+ me costaría mi carrera. De por sí, ya los periodistas de color tendemos a ser juzgados por nuestra identidad. Me ha ocurrido. Mis historias se han enfrentado a un escrutinio mayor de parte de mis editores y lectores solo por mi trasfondo racial y étnico. Por lo tanto, no quería que mi identidad LGBTQIA+ le echara más leña al fuego.

Michelle Faust Raghavan frente a las oficinas de La Nación en San José, Costa Rica, antes de un Congreso de Periodistas Latinoamericanos en 2022. Michelle habló sobre el periodismo participativo, el periodismo de servicio y el periodismo de soluciones. Foto cortesía del autor

En la escuela superior y en la universidad estaba bastante abierte a quien era. Esto cambió una vez comencé en el periodismo. Ya que a veces me percibían como mujer y a veces salía con hombres, permitía a la mayoría de mis colegas asumir que soy heterosexual y cisgénero. Era más sencillo así. Era una cosa menos que tenía en mi contra.

Intenté salir del closet en un puñado de ocasiones una vez entraba en confianza con mis colegas. Desafortunadamente, algunos de mis compañeros de trabajo homosexuales ponían en duda mi bisexualidad y decían que tal orientación sexual no existía. Como yo, muchos de mis amigos de trabajo heterosexuales eran cristianos. A pesar de que me encuentro en paz con mi identidad y mi relación con Dios, me preocupaba que me rechazaran.

Hace unos años decidí vivir una vida auténtica y abierta, más importante que la percepción del mundo sobre mí. Públicamente adopté el pronombre elle (they/them, en inglés) y comencé a experimentar con ropa y estilos de cabello más andrógenos. Fue un proceso liberador, pero a veces aún temo por mi carrera. En el fondo, he encontrado alivio puesto que he sido capaz de ser más mí misme.

Recuerdo que, en mi niñez, me sentaba en el suelo de la habitación con mis piernas cruzadas para ver a la rana René presentar las noticias en Plaza Sésamo. Poco después comencé a ver las noticias locales y nacionales de la tarde, pero las reales. Comencé a notar que pocos reporteros lucían como yo o los miembros de mi familia. También percibí que las comunidades latinas eran representadas siempre de la misma forma: inmigrantes problemáticos sin interés por las problemáticas que nos aquejan y la diversidad.

Michelle conversa con Rick Jackson en Cleveland, Ohio, en 2016, en el programa “NewsDepth” de WVIZ Ideastream TV. Foto cortesía del autor

Las noticias en español eran un poco mejores. Habían historias sobre América Latina y los periodistas eran latines, pero aún así no veía la diversidad de colores de piel en la pantalla que veía en mis reuniones familiares. Mi abuela a veces señalaba a las presentadoras híper femeninas y me decía que esas podía ser yo. Sin embargo, yo sabía que jamás podría ser así de delgada, estereotípicamente femenina — ni siquiera tener el talento de maquillarme como ellas.

No fue hasta que decidí estudiar periodismo en la universidad que finalmente encontré a un periodista con el cual realmente me identifiqué. Descubrí a Ray Suarez, quien era locutor del programa Talk of the Nation transmitido a través de NPR. Su voz me encantaba, cuán ágil era con los datos y cómo podía liderar un debate respetuoso e incisivo sobre cualquier tema. Era brillante, un orgulloso latino nuyorican — un neoyorkino de ascendencia puertorriqueña como mi familia. Él tenía el trabajo, las destrezas y el estilo el cual quería adoptar, así, con todo traje y corbata.

“No soy ni de aquí, ni de allá”, por un sinnúmero de razones. Tal vez sea difícil de comprender para las personas que nunca han experimentado cómo se siente tener una identidad que nunca está de un lado o del otro. Sin embargo, con el tiempo, he aprendido que entre más abrace esa realidad, más brillaré. Ser quien soy me ha obligado a explorar muchos aspectos de mi como ser humano. Me ha enseñado a escuchar y a preguntar sobre mí y el mundo de mejor manera. Y es que las múltiples facetas de quien soy, no solo me hacen mejor, sino une periodista más complete.

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Michelle Faust Raghavan es le fundadore de Claridad Media, una firma de consultoría para las salas de redacción, y actualmente está investigando las mejores prácticas para mejorar la retención de periodistas de color en los medios públicos. Michelle es une periodista, editore, consultore y editore habitual para el proyecto Next Generation Radio. Como reportere y locutore de radio en los medios públicos en los estados unidos, promovió soluciones, servicios y prácticas de periodismo participativo. Michelle es lifetime member NAHJ y recientemente fue becaria del programa John S. Knight de periodismo en Stanford.

Luis Joel Méndez González es un periodista especializado en temas de cambio climático y recuperación en el Centro de Periodismo Investigativo a través de Report for America desde 2022. Se graduó con una maestría en Visualización de Datos y Diseño de Información de la Universidad de Northeastern y un bachillerato en Tele-Comunicación Radial de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo. Forma parte de la Junta de Directores de la NAHJ en carácter de General At-Large Officer. Es integrante del Comité LGBTQIA+ de NAHJ.

Tat Bellamy-Walker es reportero para el Seattle Times. He reportado sobre temas de comunidades diversas para medios de comunicación como NBC. En 2021 fue nombrado Poynter-Koch Media and Journalism Fellow, donde se unió a periodistas de más de 50 redacciones a lo largo de Estados Unidos. Su trabajo ha aparecido en Daily Beast, Business Insider y CNN.

David Cordero Mercado es un periodista multimedia e investigativo. Ha reportado sobre crímenes de odio en Puerto Rico contra las comunidades LGBTQIA+ como reportero para El Nuevo Día. Obtuvo una maestría en Comunicaciones de la Universidad de Syracuse en Nueva York y un bachillerato en Información y Periodismo de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. También es el Director de la Región 1 de la Junta de Directores de NAHJ.

 
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