Milei y Trump: ¿Romance o interés?

 

El presidente Trump se reúne con el presidente argentino Javier Milei en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés) el 22 de febrero de 2025 en Oxon Hill, Md. Foto cortesía de la Casa Blanca

 

¿Amistad por convicción o por conveniencia? Las claves de una relación que redefine la alianza entre Argentina y Estados Unidos.

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¿Qué puede obtener el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, del presidente de Argentina, Javier Milei? ¿Qué puede obtener Milei de Trump? Esta relación cercana, para algunos “inédita” en la historia de ambos países, ¿Está basada únicamente en la coincidencia de su lucha antiwoke, de sus estilos, de sus miradas sobre las instituciones? ¿O hay de fondo elementos estratégicos en su relación? Qué tienen en común?

“Nunca Argentina tuvo tanto apoyo de un gobierno norteamericano, jamás”, dijo a palabra Sergio Berensztein, presidente de IPS (International Press Service) para América Latina.

Y recordó el viaje en abril a Argentina del Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, para reunirse con Milei y brindarle el apoyo de la administración Trump “a las audaces reformas económicas de Argentina”, según un comunicado del Departamento del Tesoro estadounidense

Michael Shifter es expresidente de Diálogo Interamericano, un foro político sobre asuntos del hemisferio occidental, especialmente de las Américas, con sede en Washington, D.C. Shifter dijo a palabra que Milei y Trump comparten varias características. “A los dos les encanta el show y la performance, y no creen en reglas, normas e instituciones. Hay bastantes diferencias, por cierto, y Estados Unidos no es Argentina, pero las afinidades son notables”, añadió.

 

El presidente Javier Milei con una motosierra al llegar a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) el 20 de febrero de 2025, en Oxon Hill, Md. Foto de Gage Skidmore, vía Flickr

 

Shifter señaló otra coincidencia entre Trump y Milei: sus miradas sobre el estado de derecho. “Por el hecho de que ni Trump ni Milei creen en el estado de derecho o en instituciones democráticas, y que los dos líderes son muy combativos y polarizantes, hay riesgo de autoritarismo en Estados Unidos como Argentina. Me parece que se está produciendo un ambiente de miedo en ambos países”. Y precisó que Argentina tiene una “ventaja” — “Haber tenido una experiencia muy dolorosa, con costes enormes y trágicos, a finales de los años 70. En Estados Unidos, en cambio, todo esto es nuevo. No hay referentes nacionales, no hay memoria”.

Por su parte, Berensztein dijo que en Argentina no hay riesgo de regresión democrática. Pero destacó similitudes que sí cree que hay entre ambos. “Lo más importante es la identificación (de Milei) con Trump como uno de los referentes en la lucha antiwoke, en esta especie de batalla cultural en contra de las ideas progresistas o socialistas”. Pese a que, según opinó, Milei tiene “una confusión ideológica”, porque incluye en la misma categoría la socialdemocracia europea y los autoritarismos de América Latina. “Él (Milei) tiene una especie de identificación (con Trump) con una agenda de valores conservadores: la familia, la propiedad, la libertad individual; cosas así, casi decimonónicas en algún sentido, pero que para Milei son muy importantes en toda su narrativa”. 

También tienen un estilo de liderazgo similar a una “presidencia imperial”, agregó. “Trump es un presidente que quiere cambiar el país desde arriba, desde la presidencia. Milei también”.

 

El presidente argentino Javier Milei adopta un estilo de liderazgo parecido al del presidente Trump, y ambos intentan transformar sus naciones desde el poder ejecutivo. Foto cortesía de la Casa Blanca

 

Diferencias

Tanto Trump como Milei dan un peso muy importante a lo económico en sus gobiernos, pero es justo en lo económico en lo que más difieren. Trump tiene elementos del caudillo latinoamericano, como dice la periodista Paola Ramos en su libro, Desertores: El auge de la extrema derecha latina y su repercusión en Estados Unidos, y también ha tomado medidas económicas similares al expresidente argentino Juan Perón: Perón declaró la independencia económica de su país en 1947, como hizo Trump ahora; Perón llevó adelante un modelo de sustitución de importaciones similar a la política de aranceles de Trump; Perón aplicó el proteccionismo industrial como Trump. Y, en cambio, Milei es manifiestamente opuesto al peronismo.

Shifter opinó que, a diferencia de Trump, “Milei es un ideólogo”. 

“Guste o no, tiene un pensamiento sobre la economía que es firme y coherente. Trump es más oportunista, parecido a (el presidente de El Salvador, Nayib) Bukele, que busca acumular poder y riqueza como sea”. Y añadió que en sus políticas económicas, Trump y Milei son “casi opuestos”: “Milei está más en la línea del Partido Republicano tradicional, en la tradición de (Ronald) Reagan o (George) Bush, que ahora casi no existe. Y Trump está implementando políticas económicas que implementaron los peronistas por muchos años, a partir de Perón, que crearon las condiciones que explican el surgimiento y elección de Milei en 2023”.

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Berensztein, en cambio, señaló un matiz que consideró importante en las políticas económicas de Trump y Perón: Trump lo hace motivado por otros elementos. “El más importante, su competencia estratégica con China. Más aún, Trump lo hace para revitalizar una industria que existía, que era muy importante y que con la globalización buscó otros destinos. Es regreso, es una reindustrialización, no una industrialización”. Además, agregó, en Trump no hay “un componente estatista como había en Perón”.

En cuanto a las diferencias de políticas económicas de los gobiernos de Estados Unidos y Argentina hoy en día, Berensztein dijo que Milei está “focalizado y muy comprometido” en avanzar  la estabilidad macroeconómica. “Nada que ver con Trump, en ese sentido, que gasta, ataca al presidente de la Reserva Federal, es muy de erosionar las instituciones. Milei no”.

 

El presidente argentino Javier Milei, en su intervención en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el 23 de enero de 2025, instó al mundo a "adoptar la última tesis económica y social exitosa" y las "ideas de libertad", abogando por un regreso al libertarismo. Foto de Gabriel Lado/Foro Económico Mundial

 

Qué espera uno del otro

“No está claro qué espera Milei en su relación con Trump”, opinó Shifter. Puede haber beneficios políticos y simbólicos, añadió, como la ayuda para conseguir el apoyo financiero del Fondo Monetario Internacional (IMF, por sus siglas en inglés) de $20,000 millones que Argentina anunció. Pero Shifter duda que haya en el futuro más beneficios económicos de fondo, como el Tratado de Libre Comercio al que aspiraría el gobierno argentino. “El libre comercio puede estar de moda en Argentina, pero no en los Estados Unidos. En mi país, el proteccionismo tiene bastante fuerza hoy, en ambos partidos políticos”.

Lo que sí está claro para Shifter es que seguramente existan intereses por parte de Trumpf. “Hay que tomar en cuenta que se trata de una relación con Trump; él solo piensa en una pregunta: ¿Qué pueden hacer para él? En concreto, ¿Qué puede hacer Milei para Trump? No está claro”.

Berensztein, quien refirió que nunca Argentina tuvo tanto apoyo de Estados Unidos, agregó que su país “tiene mucho vínculo con el Pentágono”, y recordó mecanismos de cooperación como la venta a Argentina de aviones F-16 para modernizar la Fuerza Aérea Argentina. “Se viene negociando hace dos décadas”, dijo. “Están hablando de otras cooperaciones en materia de armamento y entrenamiento militar. Cooperación también con drones para la frontera (con Bolivia y Paraguay)”, añadió el analista argentino. “Hay muchos contactos en áreas claves” entre ambos países.

Berensztein comentó que el apoyo al gobierno argentino se debe a que Trump y Milei tienen una agenda de trabajo conjunto, el cual incluye acuerdos estratégicos. “Lo más importante es el Atlántico Sur” y, luego, el tema de “las tierras raras y los minerales estratégicos”.

“Argentina le va a ceder (a Estados Unidos) una zona en Ushuaia, en Tierra del Fuego, para que los estadounidenses tengan un lugar logístico para controlar, sobre todo, la presencia de China, Rusia, Irán y otras potencias en el Atlántico Sur. Ahí la Antártida tiene un papel fundamental”, dijo. “Están todos tratando de sacar lo que pueden de la Antártida: minerales, energía, lo que fuese”, explicó. “Así que el Atlántico Sur se convirtió en una zona caliente ahora, cosa que nunca fue”.

Además,  las tensiones en el canal de Panamá hacen esta zona comercialmente más importante, sobre todo para China.

 

Una base naval en Ushuaia, Argentina, el cual sirve como puerto estratégico para la marina naval de Argentina y sus operaciones en la Antártida. Foto de Gastón Cuello, vía Wikimedia Commons.

 

En cuanto a fechas y formas de esa cesión de la zona de Ushuaia, Berensztein dijo que es muy ambiguo y a la vez material clasificado, pero que el nuevo jefe del Comando Sur de Estados Unidos, el Almirante Alvin Holsey, viajó a principios de mayo a Argentina e incluyó una visita a la base naval en Ushuaia. Según el comunicado de la embajada de Estados Unidos en Argentina, Holsey fue para reunirse “con personal militar local para interiorizarse sobre sus misiones y el papel clave que desempeñan en la protección de las rutas marítimas vitales para el comercio global”.

Berensztein aseguró que Argentina tiene una “oportunidad enorme” ahora que, luego de una larguísima tradición de cooperación entre Estados Unidos y Brasil, el gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva se acerca a Vladímir Putin, y recordó el desfile militar en el que participó da Silva en Moscú. Además, añadió, Colombia era un competidor para Argentina en la relación con Estados Unidos hasta el gobierno de Gustavo Petro. “Petro suspendió el Plan Colombia, con lo cual, ni siquiera en términos de cooperación en la lucha contra el narco, Estados Unidos tiene otro aliado que no sea la Argentina”. Y subrayó que toda esta oportunidad de Argentina con Estados Unidos es muy fuerte y va más allá de Trump y Milei.

Ana Lissardy es autora, poeta, periodista y editora uruguaya. Es licenciada en Letras y tiene una maestría en escritura para cine. Ha colaborado con medios de comunicación en Europa y América Latina, entre ellos The Guardian, The New York Times, El País, la Repubblica, Gatopardo, y  El Tiempo, entre otros. Ana trabaja como editora independiente de narrativa y periodismo, y también es editora y correctora de estilo de palabra. Además, es mentora de Altavoz Lab, una organización que ofrece capacitación a periodistas de comunidades escasamente representadas. En 2013 fundó el Laboratorio de Escritura y desde entonces imparte diversos tipos de talleres de escritura para América Latina, Estados Unidos, Guinea Ecuatorial y España. Ha publicado novelas, periodismo narrativo (crónicas y perfiles), y libros de poesía en España, Uruguay, y otros países latinoamericanos. Su trabajo ha recibido varios premios y distinciones. @anaenversos

Patricia Guadalupe, criada en Puerto Rico, es una periodista multimedia bilingüe radicada en Washington, D.C., que cubre las noticias de la capital para medios en inglés y español, además de ser co-editora de palabra. Fue presidenta del local en Washington, D.C., de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos y anteriormente trabajó como reportera en la ciudad de Nueva York. Ha sido editora y reportera de Hispanic Link News Service, reportera de WTOP Radio (afiliada de CBS News), corresponsal en Washington de WKAQ Radio y Radio Bilingüe, reportera colaboradora de la cadena CBS Radio y Latino USA de NPR, y es corresponsal  para NBC Latino y la revista Latino, entre otras. Es graduada de Michigan State University y tiene una maestría de la George Washington University. También es profesora adjunta en la Facultad de Comunicación de American University y en el buró de Washington de la Facultad de Periodismo de Florida International University. @PatriciagDC