La batalla contra la gentrificación en la Ciudad de México: ¿xenofobia o justicia?
Una marcha en contra de la gentrificación en la colonia Roma de la Ciudad de México en julio de 2025 dejó a su paso pintas en contra de la presencia de extranjeros. Foto de Luis Cortés para palabra
Como en otras grandes metrópolis, la presencia de nómadas digitales
en la capital mexicana despierta debates en torno al capitalismo
y la coexistencia.
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CIUDAD DE MÉXICO - La primera de varias protestas contra la gentrificación en Ciudad de México, realizada el 4 de julio de 2025, dejó en su camino pintas en las paredes de la colonia Roma Norte: “Kill gringos” (“Mata gringos”), “Aprende español, perro”, “Fuera colonizador”, “Muerte a Airbnb”, “White people: your privilege rest on our work and dispossession” (“Gente blanca: su privilegio se basa en nuestro trabajo y en la explotación a la que hemos sido sometidos”).
Ese día, dos marchas “antigentrificación” aparecieron simultáneamente en las colonias Roma Norte y Condesa. Ambos vecindarios conforman un corredor social vibrante que hoy es el epicentro en la capital de México del nomadismo digital y de los alojamientos cortos por plataformas como Airbnb. La Roma Norte es la colonia más gentrificada de la capital según el mapa de la propagación de AirBnb en CDMX, un interactivo digital creado por el arquitecto Jero Monroy para mostrar el avance de propiedades ligadas a dicha plataforma.
En las marchas, los manifestantes dijeron estar en contra del desplazamiento forzado de residentes locales y el cierre de negocios barriales. A su paso destruyeron y saquearon comercios y restaurantes de perfil internacional o turístico.
Sobre Orizaba, el mobiliario exterior del exclusivo restaurante Sartoria fue despedazado. “Llegaron como 200 personas, de las cuales 20 o 30 empezaron a vandalizar la terraza y rompieron sillas, mesas, muebles, platos,” narró a palabra uno de los empleados del establecimiento, solicitando el anonimato por temor a represalias.
El empleado dijo atestiguar el ataque a un joven extranjero. “Había un chavo sentado afuera, uno güero, no sé si era gringo o francés, pero lo agarraron entre 10 y casi lo matan”, dijo.
Un restaurante tradicional en la colonia Santa María la Ribera en la Ciudad de México. Foto de Luis Cortés para palabra
El restaurante Sartoria, en la colonia Condesa, recibió ataques en julio de 2025. Foto de Luis Cortés para palabra
Algunos medios de comunicación y ciertas cuentas de redes sociales calificaron las pintas, los destrozos y el hostigamiento a extranjeros como actos xenófobos y racistas. Al día siguiente, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dijo en su conferencia matutina: “Rechazamos las actitudes xenofóbicas que ayer se expresaron”.
Pero para algunos integrantes del emergente movimiento antigentrificación, el rechazo presidencial fue un gesto de criminalización en su contra, acusando al gobierno de no frenar la inmigración extranjera.
El detonante del movimiento es más complejo y profundo, dijo Mar, quien prefirió omitir su nombre completo y que forma parte del núcleo coordinador del Frente por la Vivienda Joven (FVJ), una organización antigentrificación nacida en abril que aglutina a estudiantes de 19 a 25 años.
“Esto no es en contra de un individuo, de un extranjero que está aquí ganando más, es en contra del sistema, que permite que ese extranjero tenga una mejor calidad de vida que yo que vivo aquí y aporto impuestos”, dijo. “Defendemos una postura anticolonial, anticapitalista y antirracista. Defendemos nuestro derecho a vivir, a habitar, a desarrollarnos libremente”.
A la izquierda, un edificio deteriorado en la calle Tonalá, en la colonia Roma, del cual varios inquilinos fueron desalojados en agosto de 2025. A la derecha, un edificio con apartamentos inscritos a la plataforma Airbnb. Foto de Luis Cortés para palabra
La antropóloga Rocío Gil, coautora del libro Racismo y xenofobia, Expresiones múltiples dentro y fuera de México, comentó que es importante individualizar ciertas manifestaciones xenofóbicas que se observan en el amplio movimiento antigentrificación mexicano, pero que no dominan su demanda central contra la desigualdad. El rechazo, explicó, no es contra toda la inmigración, como puede ser la haitiana o venezolana, sino que se centra en la estadounidense por las relaciones estructurales de poder y dominación de Estados Unidos sobre México, agudizadas durante el gobierno de Donald Trump.
“En las manifestaciones estamos viendo una interlocución con personas estadounidenses y no con cualquier estadounidense; no es el mexicano que nace en Estados Unidos, que además es racializado negativamente”, dijo la académica. “Es el migrante estadounidense que viene con cierto poder económico y que, ciertamente, sí nos habla de una ‘blanquitud’, no en el sentido fenotípico nada más, sino en el sentido social que articula clase y procesos raciales”.
Para la antropóloga, el enojo registrado en las protestas es “más resistencia que discurso de odio meramente”. “Al final, es una reacción que apela al despojo, al desplazamiento, al encarecimiento, no solamente de la vivienda, también hablamos de una apropiación cultural muy fuerte que ha estado en la discusión”, dijo Gil.
Habitantes desalojados de un edificio en la colonia Roma reciben alimentos por parte de organizaciones civiles. Foto de Luis Cortés para palabra
Uno de los varios restaurantes en la colonia Condesa, Ciudad de México. Foto de Luis Cortés para palabra
Nomadismo en expansión
“Gringo go home”, se lee en una pinta en el Parque México, en el corazón de la colonia Condesa, el barrio residencial preferido de la gente extranjera por su oferta cultural, gastronómica, y nocturna. El parque ha sido el ombligo de las protestas antigentrificación y de un foro de discusión pública organizado por el gobierno capitalino en el verano.
Los domingos, el parque también suele convertirse en el lugar de esparcimiento de decenas de personas, muchas de ellas inmigrantes, que juegan pádel, bailan música afrocaribeña, toman el sol, o pasean a sus perros.
Un extranjero radicado en México descansa en el Parque México de la colonia Condesa sentado sobre una de las pintas realizadas por manifestantes de una de las marchas en contra de la gentrificación. Foto de Luis Cortés para palabra
Sierra Burke es una de las tantas paseantes en el parque. La nómada digital de 26 años viene de Oregón y labora a distancia como gestora de financiamiento de una asociación social ubicada en Dakota del Norte. Burke dijo que hace siete meses se mudó a México porque no desea vivir bajo el gobierno de Trump.
“Me encanta, me encanta, me encanta esta ciudad, es más de lo que pensé. Me encanta la cultura, la gente que sonríe siempre, la comida internacional, y mi perra está super feliz aquí”, comentó en español y sin soltar a su perra Phoebe.
Burke ingresó como turista, pero dijo que quiere tramitar la residencia para vivir en México “por mucho tiempo”. Ha rentado habitaciones en departamentos comunitarios o coliving spaces, como se les conoce en inglés, porque cuentan con espacios comunes. Burke dijo que el coliving en el que habita es propiedad de mexicanos y las rentas varían de 350 a 500 dólares al mes.
Sierra Burke y su mascota, Phoebe. Burke es nómada digital de los Estados Unidos y trabaja desde la Ciudad de México. Foto de Luis Cortés para palabra
El sociólogo Adrián Hernández de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) es investigador del proyecto internacional NOMADIC (Nomad Movements and Digital Impacts in Cities), financiado por la Unión Europea. Explicó que en México, durante mucho tiempo, prevaleció un perfil de inmigrante estadounidense y canadiense mayor de 60 años que “se jubilaba y se venía a vivir a (los pueblos de) Ajijic, Mazatlán, o San Miguel de Allende”. Pero una oleada de nuevos inmigrantes surgió en la pandemia del Covid-19: nómadas digitales de entre 20 y 40 años, en soltería o unión libre, que trabajan desde casa y tienen deseos de movilidad.
Hernández señaló que en la actualidad observa que hay un grupo más que brotó con Trump en el poder y que, al igual que Burke, busca alejarse de su gobierno. Este grupo, dijo el experto, incluye a un segmento migrante “inesperado”: los méxico-estadounidenses que deciden establecerse en el país.
Uno de los nuevos apartamentos en la colonia Santa María La Ribera en la Ciudad de México. Foto de Luis Cortés para palabra
Antiguo vecindario en la colonia Santa María La Ribera en la Ciudad de México. Foto de Luis Cortés para palabra
¿Mi casa es tu casa?
Tras las protestas, las opiniones se han dividido entre los residentes de la Condesa.
Karla Berdichevsky vive en esa colonia desde hace 20 años y dijo que valora que los extranjeros le hayan dado un sello de multiculturalidad y dinamismo a la zona. “Claramente son quienes consumen en los establecimientos y mantienen la economía del espacio”.
En contraste, Erick Ramírez, que nació hace 55 años en la Condesa, dijo rechazar al nomadismo digital porque “encarece los barrios y la gente es desplazada”. Ramírez dijo que no ve contribución alguna de este sector, pues considera que el dinero que dejan se va al presupuesto federal.
Erick Ramírez, empresario y residente de la colonia Condesa en la Ciudad de México. Foto de Luis Cortés para palabra
Según el sociólogo Hernández, el nomadismo digital impulsa el consumo en algunos sectores, por ejemplo, en la renta de viviendas. Sin embargo, explicó, su demanda se atiende a través de plataformas como Airbnb o Pokémon Go, lo que eleva los precios de esta vivienda y “la va retirando del mercado residencial y se incorpora al turístico”. Aclaró que también suben los costos de productos básicos y perecederos en el área, lo que “puede resultar excluyente para algunos sectores de la población”. A esto Hernández lo llamó “turistificación”.
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Algunos residentes de la Condesa han señalado que la gentrificación y turistificación hacen que desaparezcan antiguos negocios barriales.
Susana Alanís Segunda, de 63 años, es dueña de un puesto de periódicos ubicado en dicha colonia. Dijo que en tres años, en la cuadra en la que está su negocio, han desaparecido una carnicería, una tienda de abarrotes, una cocina económica, y una panadería antigua.
Dijo que incluso su puesto de periódicos fue desplazado. El antiguo edificio con el que colindaba fue derrumbado para construir otro de modernos apartamentos, mientras tres negocios de la planta baja fueron reemplazados por una pizzería elegante. En el sitio que estuvo su puesto de periódicos por más de dos décadas, pusieron una jardinera larga para impedir que ella se reubicara.
En la esquina que hoy ocupa la señora Alanís se construye otro nuevo edificio de apartamentos. Dijo ignorar si finalmente la obligarán a cerrar su puesto de periódicos. “Yo quiero sostenerlo, lo que me queda de vida, es un trabajo noble, le tengo amor al oficio, y es mi sustento de vida”.
Susana Alanís Segunda en su puesto de periódicos y revistas en la colonia Condesa. Foto de Luis Cortés para palabra
La ciudad como mercancía
En Instagram, la cuenta @AmoMiBarrioSantaMaríaLaRibera denuncia la gentrificación en este barrio antiguo, ubicado en la zona centro de la capital. Una activista vinculada a dicha cuenta, pero que no quiso dar su nombre por temor a represalias, dijo a palabra que los más peligrosos gentrificadores en la zona son los “Whitexicans”, un término despectivo que se ha vuelto común para identificar a un sector pudiente y poderoso de la sociedad mexicana.
“Son los más agresivos y totalmente tienen un posicionamiento clasista y racista”, dijo. Y son, según ella, quienes acaparan propiedades para rentarlas a través de plataformas como Airbnb, impulsan la construcción de enormes edificios de apartamentos que encarecen el agua, abren negocios como restaurantes gourmet de precios elevados, o galerías de arte. Ellos, añadió, están desconectados del ambiente comunitario porque atienden las demandas de un consumidor aspiracional nacional e internacional.
Anuncio ofreciendo una preventa de apartamentos en un edificio a ser reconstruido en la colonia Santa María La Ribera, en la Ciudad de México. Foto de Luis Cortés para palabra
De acuerdo al geógrafo Jerónimo Díaz Marielle, autor del libro “Le Centre historique de Mexico, De la patrimonialisation du site à la gentrification” (“El Centro Histórico de la Ciudad de México: De la patrimonialización del lugar a la gentrificación”), los desalojos producto de la expansión de inversiones inmobiliarias exponen cadenas de corrupción en diferentes niveles del gobierno. Antes, dijo, estas cadenas fueron ignoradas “porque parecía que solo afectaban a los sectores muy populares”, pero hoy responden a intereses inmobiliarios que también involucran a poderosos fondos de inversión privados y gubernamentales.
“Las autoridades de Francia tienen esto muy identificado y pelean para limitarlo. En México no tenemos nada, o sea, tenemos a todos los capitales queriendo convertir a nuestra ciudad en mercancía y a un gobierno que parece que no está a la altura de esta presión”, dijo el investigador.
El sociólogo Hernández, por su parte, señaló que, si bien la gentrificación y la turistificación responden a “mecanismos globales de acumulación capitalista”, sus efectos violentan el derecho a la vivienda en México, pero las expresiones en su contra “terminan explotando contra a quienes tenemos más próximos, que es esta población extranjera, principalmente estadounidense, que vive en esa zona de la ciudad, y a quien equivocadamente se le acusa de ser los culpables de esta situación”
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Laura Castellanos es una periodista independiente mexicana radicada en México. Escribe sobre temas de transgresión y resistencias. Es autora de seis libros y ha sido distinguida con el Premio María Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York (2022) y el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación otorgado por la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación (COLPIN, 2016), entre otros. Se formó como periodista en Radio Bilingüe de Fresno, California, y en el extinto suplemento feminista Doblejornada del diario mexicano La Jornada. Su trabajo ha sido publicado en diversos medios, como el suplemento Dominga del diario Milenio, el Washington Post en español, Aristegui Noticias, la revista Gatopardo, El Universal y Reforma. @lcastellanosmx
Luis Cortés es fotorreportero basado en Ciudad de México, con especial trayectoria en la cobertura de temas de derechos humanos. Ha sido ganador del Premio Nacional de Periodismo en la categoría de fotografía y del Premio Gilberto Rincón Gallardo en Derechos Humanos. Cuenta con experiencia en coberturas internacionales y en colaboraciones con agencias informativas. @Mexico2020
Rodrigo Cervantes es un galardonado periodista bilingüe y estratega en comunicación y con amplia experiencia en Estados Unidos y México, entre otros países. Ha colaborado con medios como NPR, CNN, Los Angeles Times y la BBC. Dirigió el buró en México de KJZZ, fundando la primera oficina internacional de una emisora de radio pública estadounidense. Fue editor general de la sección de negocios de El Norte, parte de Grupo Reforma, uno de los principales grupos editoriales de México. En el estado de Georgia dirigió la redacción de MundoHispánico, la publicación latina más antigua y de mayor circulación en Georgia en ese entonces, perteneciente a The Atlanta Journal-Constitution. Su trabajo ha sido reconocido con premios Murrow de la RTDNA y José Martí de la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas (NAHP). Fue secretario de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ) y actualmente es codirector editorial de palabra, así como profesor adjunto en la Facultad de Periodismo y Comunicación Walter Cronkite de la Universidad Estatal de Arizona (ASU). @RODCERVANTES