Embajadora de historias

 

Meg Medina en el parque de Washington Square después de su charla en la feria del libro de EE. UU. “U.S. Book Show” en Nueva York, el 24 de mayo de 2023. Sostiene su novela juvenil “Yaqui Delgado quiere darte una paliza”. Foto de Ricardo J. Partida para palabra

 
 

Mediante el poder de la literatura, la narración oral y la identidad, la autora cubanoamericana Meg Medina, Embajadora Nacional de Literatura Juvenil, invita a los niños al mundo de los libros

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En enero, la aclamada autora cubanoamericana Meg Medina fue nombrada la octava Embajadora Nacional de Literatura Juvenil de Estados Unidos. Es la primera autora de ascendencia latina seleccionada para el puesto, un honor establecido en 2008 por el Children’s Book Council (Consejo del Libro Infantil), la Biblioteca del Congreso y la organización sin fines de lucro Every Child a Reader (Cada Niño un Lector). El embajador “se dedica a promover la importancia de la literatura para niños, adolescentes y la lectura en la edad temprana, ya que esta actividad se considera como portal fundamental para la alfabetización, el fomento de buenos hábitos de lectura, y el mejoramiento de la calidad de vida de los jóvenes”.

Durante su mandato de dos años, Medina visitará escuelas y bibliotecas de todo el país para expandir el alcance de la plataforma “Cuéntame: Let’s talk books” (Cuéntame: Hablemos de libros), la cual fomenta el diálogo sobre libros entre niños, familias y comunidades.


 ‘Para las familias y niños latinos, esta es una oportunidad para que vean que podemos tener vidas literarias ricas, que nuestras vidas y nuestras historias son parte de la historia literaria de Estados Unidos’.


Medina, hija de padres cubanos, nació en Virginia y se crió en Queens, Nueva York. Ahora vive en Richmond, Virginia. Medina ha construido una carrera como escritora a partir de protagonistas latinas fuertes en su obra, que incluyen varios libros ilustrados galardonados como “Evelyn Del Rey se muda”, “Mango, Abuela y yo” y “Tía Isa quiere un carro”, que ganó en 2012 el Premio Ezra Jack Keats, el cual celebra a nuevos autores e ilustradores de libros ilustrados que reflejan la diversidad multicultural y la experiencia universal de la niñez.

Medina también ha escrito novelas de literatura juvenil, algunas de las cuales han sido traducidas al español, como “La chica que podía callar el viento”, “Yaqui Delgado quiere darte una paliza”, que ganó el Premio Pura Belpré en 2014, y “Burn Baby Burn”, que fue preseleccionado para el Premio Nacional del Libro en 2016. Medina también ganó la Medalla John Newbery en 2019 por su novela para lectores en los grados intermedios escolares “Merci Suárez se pone las pilas”, que se convirtió en el primer libro de una trilogía dirigida a lectores preadolescentes.

Medina en su casa en Richmond, Virginia, 26 de mayo de 2023. Foto de Carlos Bernate para palabra

Antes de escribir libros infantiles, Medina fue periodista independiente. También fue maestra y, como tal, trabajó con niños de todas las edades. En una entrevista con palabra, Medina reflexionó sobre varios temas, incluyendo el protagonismo latino en los libros infantiles, la importancia de abrazar el bilingüismo en la literatura, sorteando prohibiciones y censuras, y contó cómo está usando su plataforma para fomentar el debate sobre libros fuera del salón de clases.

Las preguntas y respuestas a continuación han sido editadas por brevedad y claridad.

palabra: Ha recibido muchos premios y reconocimientos en su carrera. De esa lista, ¿en qué lugar se ubica el ser nombrada Embajadora Nacional de Literatura Juvenil y, además, ser la primera de origen latino?

Medina: Cuando recibes otro tipo de premios literarios, es maravilloso, definitivamente. Obtienes un bonito sello en tu libro. La gente es más consciente de tu trabajo. Pero lo recibes sin tener que hacer nada. Cuando eres la embajadora, es un poco distinto. Lo veo como estar en servicio. Aceptas servir a tu país por dos años, especialmente a los niños de este país.

Estoy al servicio de todos los niños de este país — creo que son 74 millones. Estoy feliz de servirlos. Pero también estoy profundamente consciente de que, para las familias y niños latinos, esta es una oportunidad para que vean que podemos tener vidas literarias ricas, que nuestras vidas y nuestras historias son parte de la historia literaria de Estados Unidos.

Medina cuando estaba en primer grado. Foto cortesía de Meg Medina, via Biblioteca del Congreso

palabra: ¿Cómo logra ese equilibrio? ¿Cómo se asegura de que los niños latinos se sientan representados y lo equilibra con eso de “soy una defensora de todos los niños”.

Medina: Rara vez leo una historia dentro de mi propio origen cultural y digo: “Esto es solo para ese grupo”. Casi siempre podría leer una historia  escrita por cualquiera y decir: “Oh, eso le resulta conocido a mi familia, o eso se siente conocido para mí. Sé cómo se siente”. Y por ahí sigo, siempre recordando que en los asientos hay niños que podrían haber sido como yo cuando era pequeña y que también hay niños que no han tenido esa experiencia. Y todos ellos son parte de esa familia lectora, en ese momento conmigo.

Mi trabajo en realidad es ser yo misma y darles la bienvenida y llegar a donde ellos están. Creo que así es como luce ese equilibrio. No hay forma para mí de no ser latina. Simplemente no hay forma de hablar conmigo sobre mi trabajo y no hablar de mi experiencia, del idioma, así que eso será parte de todo lo demás. Pero la niñez es parte de eso. La familia es parte de eso. Crecer es parte de eso. Y esas son conversaciones que todos podemos tener juntos.

palabra: Usted y yo crecimos sin vernos como protagonistas en los libros. Ahora, sus novelas y  libros ilustrados destacan a protagonistas latinas fuertes. ¿Cómo incide la experiencia de no ver su vida reflejada en libros en sus decisiones sobre qué escribir y en el simple deseo de escribir?

Medina con su uniforme de Girl Scout. Foto cortesía de Meg Medina, via Biblioteca del Congreso

Medina: Para ser sincera, eso no me impidió convertirme en lectora, porque mi familia estaba muy empapada de historias, en la narración oral. Muchas veces pensamos que las cosas (que hacemos) en casa no son actividades de lectoescritura porque no precisamente las vemos impresas. Pero las recetas, las historias orales sobre Cuba, sobre sus vecinos, sobre sus vidas, sobre lo que les costó llegar aquí, todo eso despertó en mí un oído para el cuento y un interés en los seres humanos. 

No me vi en “Nancy Drew” o en “La telaraña de Carlota” o en ninguno de los libros que leía, pero sí tenía este sentido de las historias. Me gustaban los cuentos. Me gustaba escapar. Pero no fue hasta que llegué a la universidad que comencé a ver a Sandra Cisneros, incluso a Gabriel García Márquez. Y la primera emoción que recuerdo haber sentido en aquel entonces fue un poco de consuelo, como, aquí están — la gente que suena como mi familia. Ahí estamos. Y también (recuerdo haber sentido) un poco de ira. Algo como ¿por qué ha demorado tanto?

Ahora, cuando escribo, no quiero que los niños tengan esa experiencia. Entonces, escribo libros en los que aparecen las personas que están en sus salones de clases, en sus vecindarios y en sus familias. Y trato de mostrarlos de la manera en la que yo experimenté a la gente, la forma en la que son con sus virtudes y defectos, y trato de dibujarlos de la manera más auténtica posible.


‘Nuestro deber es acoger a los niños en los asientos y ayudarlos a leer libros, no solamente sobre ellos mismos, sino sobre los niños con quienes están compartiendo un salón de clases’.


palabra: Hablamos mucho de que hace falta más representación. Uno de cada cuatro niños en Estados Unidos es latino pero, cuando se analizan los libros juveniles publicados en los últimos años, los porcentajes de libros para niños escritos por autores latinos, que tengan personajes y temas latinos no lo reflejan. ¿Por qué eso es un problema? ¿Por qué importa la representación?

Medina en su casa en Richmond, Virginia. Foto de Carlos Bernate para palabra

Medina: Porque es la verdad. Cuando no contamos la historia de alguien, cuando nos negamos a tenerla en la repisa, cuando no publicamos suficiente de ello, estamos diciendo que no existe. Es una forma de borrar. No podemos borrar a la gente. Nuestro deber es acoger a los niños en los asientos y ayudarlos a leer libros, no solamente sobre ellos mismos, sino sobre los niños con quienes están compartiendo un salón de clases. A un nivel muy básico, es indispensable. Tú quieres veracidad en los libros que publicamos para niños.

palabra: ¿Cuál es la importancia de que los niños se vean reflejados en los libros mientras cultivan ese amor por la lectura?

Medina: Que están ahí, que importan, que son dignos de estar en un libro, que sus historias no son una nota al margen o menos importantes de algún modo. Todos esos son los mensajes implícitos que enviamos cuando no les damos protagonismo a niños de diferentes orígenes, cuando decidimos que solamente ciertos niños son dignos de ser los protagonistas. Darles a los niños la oportunidad de ver a personajes como ellos en una variedad de roles les hace saber que en la vida tienen una variedad de roles — que existen, que tienen voluntad y poder. Es lo justo.


‘Nuestro idioma es elástico. Nuestro idioma se expande para representarnos’.


palabra: Usa mucho español en sus libros. Y a veces el bilingüismo se considera algo que hay que superar. ¿Qué papel ha tenido el ser bilingüe en su vida y qué cree que le ofrece al lector?

Medina: Me ha encantado ser bilingüe. Creo que el idioma es un tema tenso en nuestra comunidad, porque a veces los latinos usan si hablas español como una prueba de fuego de cuan latina eres. No estoy de acuerdo con eso.

Utilizo el translingüismo, el uso de palabras en español y palabras en spanglish, palabras inventadas con las que estamos muy familiarizados en nuestra comunidad. Lo uso porque así es que sonamos. No era una misión más grande que tenía en el momento en que lo estaba usando. Así sonamos. Nuestro idioma es elástico. Nuestro idioma se expande para representarnos. 

Creo que solo suceden cosas buenas cuando conquistamos más de un idioma. Como mínimo, son más las personas con las que puedes hablar y entenderte. Pero hay mucha investigación sobre el poder cerebral del bilingüismo, el poder duradero del bilingüismo en la agudeza mental y los efectos positivos que ejerce sobre los niños en la escuela. Es maravilloso. Me gustaría ver un apoyo real al bilingüismo desde temprano en la escuela primaria.

Medina habla en la la feria del libro de EE. UU. “U.S. Book Show”, en Nueva York. Foto de Ricardo J. Partida para palabra

palabra: Como autora latina, ¿cuál ha sido su experiencia en la industria editorial? ¿Qué retos ha enfrentado?

Medina: Llegué a la industrial editorial infantil como en 2005 y había un interés naciente por publicar más voces, pero todavía estábamos operando bajo modelos antiguos, que se manifestaba como:“Lo sentimos, ya tenemos a nuestra única autora latina”.

Cuando salió mi primer libro, recibió buenas críticas pero era un libro muy tranquilo y murió. Ya no está impreso. Entonces no tuve la trayectoria meteórica que tienen algunas personas. Creo que lo primero que realmente generó interés en mi trabajo fue el Premio Ezra Jack Keats por “Tía Isa quiere un carro” (en su edición en inglés). Ese premio marcó una gran diferencia en mi carrera porque hizo que los bibliotecarios se fijaran en mi trabajo.

Y descubrí que, en la industria editorial infantil, no se puede subestimar el papel de los maestros y bibliotecarios en tu carrera, ya que suelen ser los primeros que leen los libros y se los dan a los niños.

palabra: Ha conocido a muchos niños latinos en el transcurso de tu carrera. Cuando ellos la conocen, cuando ven una autora que se parece a ellos y habla como ellos, ¿cómo reaccionan? 

Medina: Cariño (lo dice en español). Eso es lo que es. He ido a escuelas en las que nunca han conocido a un autor latino o en las que nunca han tenido la visita de un autor. Me quieren contar: “Yo hablo español”. O: “Yo tengo una abuela”. O: “Mi tía se llama…” Se ven orgullosos. Para mí, se ven aliviados, vistos. Y eso se siente muy bien.

palabra:  ¿Cómo ha influido la experiencia de haber sido maestra en sus obras?

Meg Medina conversa con uno de los asistentes a la feria del libro de EE. UU. “U.S. Book Show”, en Nueva York. Foto de Ricardo J. Partida para palabra

Medina: Las escuelas pueden ser lugares difíciles, con muchas situaciones absurdas. Todo es muy arbitrario. Habiendo estado en ese espacio con niños por mucho tiempo y habiendo sentido la frustración que a veces sienten, esa impotencia, y a la vez la unidad que puede darse en un salón de clases… Cuando un maestro y sus estudiantes pueden crear ese espacio sagrado en el que pueden aprender, respirar juntos, y pasar tiempo juntos, eso es algo hermoso. Trato de capturar todo eso. Trato de recordar los momentos de frustración. Trato de ilustrar a los personajes adultos recordando partes de mí misma, partes de mis colegas. Creo que ser maestra me ayuda a tener una lente más, una forma más en la que viví a los niños.

palabra: Hablemos de “Cuéntame: Let’s talk books”. ¿Cómo se le ocurrió una plataforma enfocada en compartir historias y la tradición verbal que mencionó hace un rato?

Medina: Cuéntame, eso es lo que siempre decimos cuando nos encontramos con un amigo. Para mí es una frase muy reconfortante, una frase amable y una frase de apertura. Y era importante para mí que, fuera cual fuera mi plataforma, reflejara con firmeza la persona que soy. Soy una autora latina. Quiero llegar a todos los niños, pero este es el cuerpo y la experiencia que habito. Entonces está en ambos idiomas: “Cuéntame: Let's talk books”. Son esas dos cosas juntas.

palabra: Llegó al puesto de embajadora en medio de batallas culturales y en un momento en el que se están prohibiendo libros infantiles — mayormente libros de personas de comunidades marginadas y personas de color. En algunos estados, los maestros pueden verse en problemas por tener ciertos libros en sus repisas. ¿Cómo está navegando en medio de todo eso? 

Medina: El papel de embajadora viene a través de la Biblioteca del Congreso y el Congreso un órgano bipartidista. En este caso, no estoy hablando en mi posición de embajadora, sino como autora y como persona. Creo que nunca es buena idea crear impedimentos para que los niños lean. Y mi papel de embajadora es a favor de los niños. Estoy extremadamente a favor de la bibliotecas, y extremadamente a favor de los maestros, ya que lo fui.

Mucho de esto se presenta como una cuestión de “poder parental”. Creo que el verdadero poder que puedes tener con tu hijo es el que se basa en la comunicación. Creo que prohibirles a los niños que lean cosas, que saquen cosas de las bibliotecas, no es la mejor forma de crear ese tipo de vínculo fuerte con tu hijo. Siento que deberían leer libros juntos, que deberían discutir sobre ellos. Pueden argumentar sobre ellos si quieren. Van a tener opiniones diferentes sobre ellos. Creo que todo eso se debe hacer con los libros, no prohibirlos. Es una danza un poco delicada como embajadora. No puedo alzar demasiado la voz sobre el tema pero sí tengo ideas firmes al respecto. Y estas son que creo que prohibir libros no es una buena idea. 

Creo que los padres tienen derecho a conversar con sus propios hijos sobre lo que se les permite o no leer. Tengo serias preocupaciones cuando a los padres se les permite tomar decisiones por los hijos de los demás en un distrito o en un salón de clases.

Meg Medina en el parque de Washington Square, en Nueva York. Foto de Ricardo J. Partida para palabra

palabra: Una de sus obras, “Yaqui Delgado quiere darte una paliza”, fue censurada (en inglés). Y “Mango, Abuela y yo” estuvo en una lista de libros prohibidos. ¿Cómo se siente eso como autora?

Medina: He trabajado con varias organizaciones sin fines de lucro que apoyan a los niños y a la alfabetización. Estoy sirviendo como embajadora. Soy madre. Fui maestra. Entonces, decir que algo que yo he escrito es de alguna manera vulgar o peligroso o dañino para los niños lo tomo como el insulto más profundo. Creo que lo que suele pasar es que los grupos son realmente buenos en apuntar a una parte pequeña de la obra en lugar de ver la obra en su totalidad. Con Yaqui, podrías ver la portada y decir: “Esa palabra (ass, por su título en inglés) lo saca fuera de los límites. Pero si lees la obra, ¿qué le estarías negando al niño? Le estarías negando la oportunidad de hablar sobre el bullying, sobre la latinidad, sobre la familia, sobre la escuela, sobre sus padres, sobre qué hacer si están en esa situación. Estás negando una conversación mucho más valiosa al no confiar en su capacidad para leer y pensar y tener ideas. 

palabra: Los niños han perdido tiempo de formación debido a la pandemia, y las calificaciones en lectura han caído para niños de diversos orígenes. ¿Cómo incide eso en la manera en la que afronta el papel de embajadora?

Medina: Estoy tratando de no dejarme guiar por esas estadísticas. Creo que hace falta trabajo muy específico y enfocado en donde están las deficiencias, pero las demás formas de apoyar la lectura no se pueden afrontar con esa misma mentalidad de salir de un bache y con esa urgencia triste y frenética. Realmente creo que nos hacemos un mayor favor cuando le damos a los niños no solamente las herramientas para descifrar palabras, sino también libros geniales, nuevas voces, formas divertidas de hablar e interactuar con los libros, poniendo muchos libros a su alcance en casa, en sus salones de clase, en sus escuelas. Cuéntame. Queremos empaparlos de muchos libros e historias.

Nathalie Alonso es una periodista cubanoamericana radicada en Queens, Nueva York, donde nació y se crió. Sus escritos han sido publicados en varios medios, incluyendo National Geographic, Outside, Refinery29, AFAR y TIME for Kids. También es autora de varios libros para niños, que incluyen “Hispanic Star: Sonia Sotomayor” y “Hispanic Star: Ellen Ochoa” (Roaring Book Press, 2023); “Old Clothes for Dinner?!” (Barefoot Books, 2024); y “Call Me Roberto!” (Calkins Creek, 2024). Forma parte de la cuerpo docente de la Fundación Highlights. Desde 2006, Alonso ha trabajado como productora editorial, traductora y reportera para LasMayores.com, la página oficial de las Grandes Ligas de Béisbol. Recibió una licenciatura en estudios estadounidenses de la Universidad de Columbia. Conoce más sobre su trabajo en NathalieAlonso.com.

Ricardo J. Partida, fotógrafo, cineasta y educador radicado en Nueva York, se enfoca en el trabajo documental centrado en captar las complejidades de las familias inmigrantes. Mediante su lente, espera iluminar sus historias, sus herencias culturales y los retos que enfrentan. Como educador, Partida empodera a los que aspiran a ser cuentistas, dándoles las destrezas para amplificar sus voces y compartir sus narrativas singulares. Su obra busca demostrar el poder de la narración visual a la hora de fomentar vínculos entre comunidades diversas.

Carlos Bernate, nació y se crió en Bucaramanga, Colombia. Bernate, una persona de género fluído (utiliza el pronombre ellos) se desempeña en fotografía, videografía y comunicaciones. Su trabajo se enfoca en los derechos humanos, la identidad y asuntos sociales humanitarios. En 2016, Bernate completó una licenciatura de cuatro años en fotografía y cinematografía en la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Bogotá, Colombia. El trabajo de Bernate ha sido publicado a nivel internacional, en The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal y Bloomberg Businessweek, entre muchos otros medios. También se le ha reconocido con varios honores y premios. Por ejemplo, AI-AP American Photography eligió a Bernate como ganador en 2021 y 2022. También recibió tres premios de la Asociación de la Prensa de Virginia, en 2019. Sus historias se han exhibido a nivel mundial. en Portugal, Argentina, Colombia y Estados Unidos. En la actualidad, se dedica a documentar su comunidad en Richmond, Virginia, donde ha vivido desde 2017. Además, Bernate trabaja en la coordinación de comunicaciones para una organización latinoamericana sin fines de lucro en Richmond, llamada Centro de Sagrado Corazón.

 
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