Solidaridad Latinoamericana

 
 
 

Dos hermanas se miran a los ojos durante la manifestación del 30 de junio de 2018 ante el Congreso de la Nación Argentina. Una con el pañuelo verde por el aborto legal y seguro y la otra con el pañuelo naranja que exige la separación de la iglesia del estado. Foto por Alana Rodríguez para palabra

Feministas en Latinoamérica no creen que el fin de Roe vs. Wade afecte las leyes aprobadas en sus países, pero advierten del avance de una narrativa anti derechos reproductivos promovida por desinformadores y políticos oportunistas

Nota del editor: Haz clic aquí para leer la versión en inglés de este reportaje.

“Es histórico, tanto como la abolición de la esclavitud”. La expresión de euforia de Sara Larín, presidenta de la Fundación VIDA de El Salvador, fue resaltada en negrillas por los editores de la Agencia Católica de Prensa. La ACI Prensa recogió en su comunicado el júbilo que embarga a las organizaciones anti derechos de América Latina tras la decisión de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos de dejar sin efecto la sentencia Roe vs. Wade revocando la garantía constitucional al aborto. ACI Prensa también recoge la opinión de Elisa Lanza Sevilla, presidenta de la Plataforma por la Vida y la Familia de Bolivia. Ella asegura que se acabará con el “holocausto silencioso” y “se frenará la expansión de la legalización del aborto en el mundo”.

Se une a esta causa  el diputado argentino Francisco Sánchez de una provincia que queda a más de 5.400 millas de Washington, D.C., donde el pasado 24 de junio seis jueces del máximo tribunal resolvieron cambiar la ley que permitió el aborto libre. Sánchez proclamaba ante sus 36.000 seguidores en Twitter la necesidad de derogar el “derecho al aborto” en su país, aunque lo deletreó mal y usó la palabra en inglés para remar.

Por fortuna para quienes estamos a favor de que las mujeres tengamos opciones para decidir si quieren o no interrumpir un embarazo no deseado, es bastante probable que la ola conservadora desatada en el mundo no logre su cometido. 

La mexicana Angie Contreras, vocera de la organización Libres y Vivas, es tajante en señalar que “en México no habrá un retroceso en la legislación que legaliza el aborto”. La diferencia es esencial, pues en Estados Unidos el fallo de Roe vs Wade, emitido hace casi medio siglo, protegió el derecho a la privacidad de las mujeres en su atención médica. Roe vs. Wade no consagró el derecho al aborto, pero definió que la elección de continuar o interrumpir un embarazo la tome cada mujer en consulta con su médico. Ahora esta decisión pasa a ser regulada por cada estado. En Latinoamérica, por el contrario, los movimientos feministas han conseguido paulatinamente aprobar el aborto como un derecho de las mujeres y personas gestantes.

Para la ecuatoriana Virginia Gómez de la Torre, directora de la Fundación Desafío, “lo más duro es el golpe simbólico”. Ella resalta lo importante que es Estados Unidos como generador de símbolos para gran parte de la población latinoamericana. En materia de derechos en particular, la despenalización del aborto hace casi 50 años fue un paso fundamental y un logro aspiracional que inspiró a muchas feministas de la región. Lo que llevó a que se cristalicen, muchas décadas después, progresos en esa materia. De hecho, en los últimos 25 años, más de 50 países a nivel mundial han aprobado legislación para permitir el aborto seguro, según el Center for Reproductive Rights. Sólo cuatro países han dado marcha atrás. “Hoy se revierte el liderazgo hacia América Latina” dice de la Torre, “y tendremos que apoyar a las mujeres de los Estados Unidos”.

“Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans” en La Plata, Argentina en octubre 2019. Foto de Carla Peverelli para palabra

Las movilizaciones no se han hecho esperar. En varios países, la ola verde. Esto es mujeres portando pañuelos verdes que simbolizan la lucha por el aborto libre y seguro, que se ha manifestado frente a las embajadas de Estados Unidos para dejar saber a los seis jueces conservadores estadounidenses que tomaron esa decisión que las mujeres estadounidenses no estarán solas. 

Para Marta Alanís, fundadora de la organización Católicas por el Derecho a Decidir en Argentina hace ya 30 años, el éxito radicará en generar alianzas políticas que fortalezcan el movimiento. Recuerda que en ese país comenzaron con 70 organizaciones aliadas, y para cuando lograron la despenalización del aborto sumaban más de 750 organizaciones. “Hay que tener paciencia, mucha paciencia”. Relata que en los 16 años de lucha tuvieron muchas tensiones, pero que lo fundamental es tener a las referentes lúcidas que impulsen la discusión del aborto en todos los gremios y situaciones. “Es fundamental que la discusión no sea exclusiva de los movimientos feministas”. Alanís se emociona al recordar que en Argentina se acabó la tela verde de tantos pañuelitos que cosieron las mujeres. 

Y no cabe duda de que necesitaremos mucha tela verde para arropar a las mujeres de El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, y Haití donde no hay excepción alguna para interrumpir el embarazo, y la prisión es el camino seguro para las mujeres con emergencias obstétricas.


‘Hay mucho estigma’ 


Necesitaremos además mucha tela verde para acallar el discurso estigmatizante que se ha fortalecido con la decisión de la Corte Suprema y que se desparramará mapa abajo acusando de asesinas a las mujeres que deciden sobre su cuerpo y su futuro.

Un discurso engrasado perfectamente por la maquinaria de desinformación de la ultraderecha mundial. De acuerdo a la organización Equis que monitorea desinformación en medios hispanos, y de la plataforma de verificación de datos Factchequeado, entre los principales mensajes que impulsan está que los procedimientos de aborto implican despedazar cruelmente a criaturas ya completamente formadas. Manejan además cifras antojadizas y sin sustento, entre ellas que con la aprobación de leyes que despenalizan el aborto, aumentan sustancialmente el número de mujeres que se someten a uno. O que la mortalidad de mujeres que se someten a abortos inseguros es mínima.

Movilización en La Plata, Buenos Aires por la legalización del aborto en Argentina, 4 de diciembre de 2020. Foto por Oksana Bokhonok via Shutterstock

Las campañas promovidas por grupos religiosos y bots de desinformación sin duda agudizarán la narrativa que condena a las mujeres a resignarse a los designios patriarcales. Con certeza, además se incrementarán las acusaciones jurídicas contra las clínicas que ofrecen servicios obstétricos. Aunque en muchos países se ha logrado legalizar el aborto por diversas causales, Brenda Gutiérrez del Fondo María de México, señala lo complejo de conseguir la despenalización social. Ella reconoce que hay un largo camino por recorrer para la aceptación más allá de la legalidad. “Incluso entre quienes trabajamos en temas de aborto hay mucho estigma” y ni hablar del personal médico que debe prestar los servicios.  

Aportan a esta narrativa influencers ultraconservadores como el escritor y politólogo argentino Agustín Laje. El video de YouTube subido al día siguiente del fallo en la corte de Estados Unidos ha alcanzado en pocos días un cuarto de millón de vistas. A parte de su consabido discurso anti derechos lanza la cuña política sobre la importancia de “tener a políticos de derecha de verdad como fue Donald Trump para generar cambios reales”.

Cambios que las organizaciones feministas del continente no están dispuestas a permitir y combatirán desde un movimiento global fortalecido. Donde se hable abiertamente de los derechos, de las opciones que tienen las personas gestantes, de los abusos, de la solidaridad. Donde se fortalezcan las redes de apoyo, el intercambio de medicinas, las donaciones para ayudar a quienes están limitadas en su ejercicio de sus derechos por donde viven o por el acceso que tienen a información y atención a la salud. Latinoamérica prepara su ola verde de solidaridad y les deja saber a las mujeres estadounidenses que no están solas.

Dagmar Thiel es periodista ecuatoriana-alemana y directora ejecutiva de Fundamedios, una organización sin fines de lucro dedicada a la libertad de prensa y la libertad de expresión en las Américas. En Ecuador, Thiel reportó para Ecuavisa y TC Televisión, y contribuyó al diario El País de España y a la emisora alemana Deutsche Welle. Ella fue becaria del instituto de estudios sobre periodismo Donald Reynolds.

 
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