Más allá del binarismo
Navegar el español como idioma inclusivo en las escuelas de periodismo como latine nobinarie
Nota del editor: Este ensayo de la serie “Ser Real” forma parte de la iniciativa “Por más periodistas LGBTQIA+ en las noticias” del Comité LGBTQIA+ de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, palabra y GLAAD, el cual busca compartir las historias y la importancia de contratar a más periodistas queer en los medios de comunicación. En cada ensayo se respetó el criterio personal de cada autor en el uso de lenguaje inclusivo.
Cuando salí del closet como persona no binaria en mi primer año de estudios en la Universidad de California en Berkeley había pocos espacios donde explorar mi género más allá de lo binario; espacios donde traducir mis identidades al español. En aquel momento, mi universidad carecía de recursos de ayuda en sus programas para estudiantes transgénero y de género fluido. En muchas ocasiones sentí que no pertenecía a ninguna parte.
Fue desafiante para mí crecer mientras batallaba con mi identidad no binaria, queer y latina; descifraba cómo identificar mis múltiples identidades mientras crecía en un entorno en el que se rehusaba a reconocer la existencia de las personas LGBTQIA+. Me preguntaba cómo podía ser una persona queer y no binaria en el contexto cultural mexicano, el cual se adhiere al binarismo de la lengua, cataloga mis deseos profesionales como egoístas por no conformarme con el rol de esposa y desaprueba mi abandono de la feminidad. Carecía de tiempo para incursionar en este viaje por mí misme, pues estaba ocupade con mis responsabilidades financieras, como persona independiente, con 45 horas de trabajo a la semana, estudios a tiempo completo y una vida social por construir. Sin embargo, nunca encontré en mi universidad una comunidad con la que pudiera identificarme o entenderme. Fueron años solitarios para mí.
‘Son pocos los cursos dedicados al lenguaje inclusivo en mi universidad. Como les profesores tampoco han reconocido este problema decidí tomarlo en mis manos’.
Tres años después, soy une de les poques estudiantes latine no binaries en mi escuela graduada y le únique con español fluido en mi programa de periodismo. A pesar que les profesores preguntan cuáles son los pronombres preferidos de cada quien, aún asumen incorrectamente cuáles son los míos. Hay una evidente carencia de clases sobre cómo integrar el lenguaje inclusivo en el trabajo periodístico, especialmente, más allá del inglés.
En el cambiante mundo de los medios de comunicación, los programas de maestría de periodismo han fallado en preparar adecuadamente a sus estudiantes en el uso inclusivo del español y en entender mejor las identidades más allá del binarismo. Esta omisión tiene repercusiones en el periodismo, lo que afecta a nuestra siguiente generación de periodistas. En la medida en la que los medios de comunicación intenten ser un reflejo de la diversidad de la sociedad, les periodistas deben estar preparados para reportar e interactuar con las comunidades subrepresentadas.
La raíz de este problema es la limitada admisión de estudiantes de género fluido en las universidades. De acuerdo con el reporte 2023 Dimension Admission, casi dos por ciento de les aplicantes de estudios universitarios se identificaron como no binaries, de “otro género” o seleccionaron más de una respuesta, dentro de más de 1.000 universidades. Por otro lado, menos del uno por ciento se identificó como no binarie o de otro género, dentro de las 20 universidades de mayor prestigio en el país, lo cual incluye a las universidades Ivy League. No obstante, este hallazgo se desprende de datos incompletos debido a que solo 13 de las 20 universidades incluyeron las categorías “no binario” u “otro género” en sus solicitudes de admisión. Además, solo cuatro de las ocho universidades Ivy League suministraron estos datos.
Son pocos los cursos dedicados al lenguaje inclusivo en mi universidad. Como les profesores tampoco han reconocido este problema decidí tomarlo en mis manos. Como integrante active de los capítulos de estudiantes de la Asociación de Periodistas LGBTQ (NLGJA, por sus siglas en inglés) y la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ, por sus siglos en inglés) en mi universidad —‚ donde estoy en posiciones de liderazgo — planeo celebrar la educación acerca del lenguaje inclusivo. Mediante talleres, periodistas latines LGBTQIA+ podrían hablar en nuestra universidad sobre la incorporación del lenguaje inclusivo en nuestro reporteo.
¿Es difícil adoptar el lenguaje inclusivo en nuestros currículos? La respuesta es que sí. La gramática del español está inherentemente viciada por el género. El año pasado un artículo académico de la Universidad de California en Berkeley sobre el uso inclusivo del español en los salones de clase describía ese idioma cómo uno fuertemente binario. La falta de conciencia sobre este problema y los pocos esfuerzos dirigidos a solucionarlo representan un reto adicional a la falta de materiales educativos. Esto solo refuerza estereotipos de género, binarismo y sexualidad.
Este artículo académico también resalta que, a pesar de que no existen soluciones o herramientas que garanticen la eliminación del binarismo de la lengua en los salones de clase, las escuelas de periodismo deberían crear espacios donde se tengan discusiones profesionales y académicas que reconozcan la evolución natural de la lengua.
‘Las universidades tienen un rol vital en moldear la ética y las prácticas de les futures periodistas’.
La lengua es un constructo que permite la comunicación, refleja nuestras identidades y es sobre todo un fenómeno cultural. Está lejos de ser neutral al estar inherentemente atada a dinámicas de poder, lo cual se percibe como permisible al tener el privilegio de la libertad de expresión. Sin embargo, el lenguaje también apoya las identidades más allá de lo binario. Es una manera simple, aunque poderosa, de expresarse mientras se reconoce la complejidad de nuestras identidades. Esto es especialmente importante para les hispanohablantes, pues usamos términos fuertemente atados a lo binario a diferencia del lenguaje inclusivo, y a su vez, valida la identidad de personas como yo.
La ausencia de clases sobre el uso inclusivo del idioma en las escuelas de periodismo propicia que no se utilice en las salas de redacción. Sin una preparación adecuada, les periodistas están más propenses a perpetuar estereotipos sexistas, transfobicos y a reforzar prejuicios que enajenan a las comunidades no binarias y de género fluido de la cobertura noticiosa.
Las universidades tienen un rol vital en moldear la ética y las prácticas de les futuros periodistas. La falta de educación sobre el lenguaje inclusivo también provoca que les periodistas inconscientemente marginen a estas comunidades.
Esto subraya la importancia de más adiestramientos de lenguaje inclusivo para que no tan solo se use de manera inconsciente, sino para que se reafirme la inclusión y se derriben barreras lingüísticas entre reporteres y fuentes.
Una integración más robusta y exhaustiva del lenguaje inclusivo es imperativa en las escuelas de periodismo para fomentar mayor sensibilidad, respeto y autenticidad en la industria de los medios de comunicación con la integración de voces diversas. Estas clases no tan solo deberían cubrir lo básico del lenguaje inclusivo, sino la sensibilidad cultural, evitar estereotipos y promover el entendimiento de identidades diversas. En la medida en la que se incorporen ejemplos prácticos y de la vida real, las escuelas de periodismo podrán equipar a futures reporteres para navegar el lenguaje y asegurar la autenticidad de las experiencias humanas. Además, talleres interactivos y discusiones como parte de estas lecciones pueden alentar un diálogo en el que se fomente un ambiente donde les estudiantes puedan aprender, preguntar y desafiar sus prejuicios, lo cual contribuiría a más inclusión y empatía en la siguiente generación de periodistas.
Para aquellos que trabajamos en esta industria: es importante mantener nuestro compromiso con la verdad. Las personas no binarias y de género fluido batallan con la naturaleza excluyente del lenguaje, lo cual margina a las comunidades LGBTQIA+ a diario, por lo que necesitamos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para cambiarlo. Esto incluye integrar el lenguaje inclusivo en los currículos de las escuelas de periodismo y cuestionar por qué persisten tantos tradicionalismos en el uso del lenguaje que perpetúan la discriminación. Abrazar el lenguaje inclusivo no tan solo es un ajuste lingüístico; es un paso transformador para la promoción de un periodismo más equitativo y respetuoso que refleje de manera más precisa la diversidad de las experiencias humanas. Otro paso crucial es contratar a más reporteres latines que se identifiquen como parte de las comunidades LGBTQIA+ para amplificar la amalgama de voces y fomentar una mayor representatividad en la industria de los medios de comunicación.
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Este reportaje fue actualizado desde su publicación original.